Con frecuencia en los salmos encontramos esta invocación: “Dios mío, ven en mi auxilio. Señor, date prisa en socorrerme”. Es un llamado al poder y a la misericordia del Señor para que nos saque de un peligro sea material o espiritual. A los peligros espirituales los llamamos “tentaciones”, a saber, incitaciones externas o internas al pecado. Lee esta anécdota. Contó el abad Elías que un anciano vivía en un templo abandonado. Vinieron entonces a verlo los demonios, y le decían: "Vete de…