Como aprendices de apóstoles en ocasiones nos sentimos tentados.
Hay tentaciones que vienen fruto de nuestras propias inseguridades o momentos de duda y oscuridad. Otras son más bien externas, como la tentación de callar cuando nos sentimos cuestionados. Lo más importante es comprender que las tentaciones no tienen la última palabra y que pueden ser una valiosa oportunidad para crecer como misioneros
¿Qué tentaciones vives desde la dimensión apostólica de la fe? ¿Reconoces por dónde eres más vulnerable y débil?
Trata de formularlas, preséntaselas al Señor, compártelas con tu comunidad, y pon algún medio sencillo que te ayude a no dejarte vencer por ellas.