Desde hace algunos años empecé a mirar con detenimiento entomológico (¿será deformación profesional?) las obras pictóricas de ayer y de hoy. Gracias al ordenador (como lupa binocular) se puede agrandar determinadas zonas. Con paciencia voy descubriendo detalles que a simple vista se nos suelen escapar. He aquí un ejemplo de mi curiosidad entomológica: las perforaciones en las orejas, o como hoy decimos, el «piercing». María de Portugal, Antonio Moro, h. 1550, Pinacoteca Stuard, Parma, Italia…