LA MARIQUITA Este lento caer el sol, pasar la tarde, andarse recorriendo ella mi piel limpiando de pulgón la cepa enferma, cruzar parsimoniosa el puente de los surcos, de una mano a otra mano olfateando sarmientos... Yo las uno y le pido dame tu don, arréglame la vida, vete a la mecedora de mi madre y pósate en la blanca sopera de su vientre, en las manos de palo de su artritis, en las dos cucharillas de sus ojos. Me decían atrápala ahora mismo, no se escape, que tengo aquí la caja…